Incluye ser consciente de la mayor cantidad posible de procesos corporales de que seas capaz, como por ejemplo, ¿qué sensación produce el hambre?; experimentar como se perciben los alimentos en la garganta y la sensación de tragarlos; observar cómo reacciona el cuerpo en la digestión, así como la respuesta del estómago y la mente cuando el proceso digestivo ha finalizado. Es, en suma, comprender que la respiración, los movimientos, las sensaciones y las posturas están impulsados por la alimentación.
La conciencia del cuerpo está presente en cada aspecto de tu cuerpo interior y exterior. Por ejemplo, significa prestar atención a la forma en la que te mueves, en la que ves y tocas la comida, y significa también observar los aspectos vitales que no puedes ver y que con frecuencia das por sentado, como la respiración. La conciencia del cuerpo fomenta el reconocimiento de las múltiples funciones esenciales del organismo y escuchar tanto al cerebro como al cuerpo, que se intercambian señales continuamente y emiten un importante feedback fisiológico acerca de estar hambriento o saciado, el nivel de energía, los estados de ánimo y las necesidades de nutrición. La meditación y los ejercicios de respiración y relajación ayudan a comprender y traducir las señales corporales.
Para el almuerzo, Quorn Style Chicken with curry sauce.